sábado, 12 de agosto de 2017

UNA DE MITOLOGÍA GRIEGA

Durante estos días, como cada verano, podemos disfrutar todos aquellos a los que nos gusta contemplar el firmamento de la famosa lluvia de estrellas o Perseidas, también llamadas lágrimas de san Lorenzo. Este fenómeno se produce cuando las partículas de polvo y rocas que dejan los cometas en su órbita alrededor del Sol entran en la atmósfera de la Tierra y se volatilizan produciendo un efecto luminoso: los meteoros. El nombre de perseidas se debe a su procedencia, la constelación de Perseo. Precisamente aquí es donde me quiero detener para contaros una historia mitológica que ya inmortalizara en su día Ovidio en su Metamorfosis. Espero que os guste.




                                                 EL MITO DE PERSEO




Cuenta la leyenda que hace muchísimos años, Acrisio, rey de Argos y Eurídice tenían una bellísima hija llamada Danae. Un día, el rey consultando un oráculo supo que sería un nieto suyo el que le daría muerte en un futuro arrebatándole el trono por este motivo. Acrisio decidió encerrar a su única hija, Danae, en una torre de bronce para que no conociera a ningún hombre y, por lo tanto, impedir que tuviera descendencia y se cumpliera la profecía del oráculo.
El todopoderoso Zeus que mandaba de vez en cuando emisarios a la Tierra para que se enteraran de las cosas de los hombres, es informado de la historia de Danae y su extraordinaria belleza. Tan intrigado queda Zeus de lo que oye hablar que decide conocer a la muchacha por sí mismo.
La primera vez que se acerca a la torre de bronce y ve a Danae a través de los barrotes de la ventana queda prendado de su hermosura. Enseguida se enamora de ella y quiere entrar a visitarla, pero no sabe cómo hacerlo.
Un día, mientras Danae está asomada a la ventana mirando al cielo, el único consuelo de su cautiverio, ve como a lo lejos se va formando una tormenta. Las nubes oscuras se acercan a gran velocidad empujadas por un viento huracanado. Danae ríe cuando una torrencial lluvia cae sobre la torre, sabe que ésta es invulnerable y la tormenta no significa para ella más que una distracción. Pero de pronto, entre las nubes oscuras, aparece una nube dorada y resplandeciente que se acerca a la ventana, deshaciéndose finalmente en una prodigiosa lluvia de oro que se introduce en la prisión a través de la ventana, la bella joven se ve de repente rodeada de luz y calor, sintiendo como si unos brazos invisibles y misteriosos la oprimieran.
Danae queda sorprendida por el prodigio, pero aún lo estaría más cuando supo que aquella lluvia de oro era una forma que había tomado Zeus para acercarse a ella y poseerla. Fruto de esa unión nació Perseo. Cuando el niño nació, allí en secreto, su abuelo Acrisio acabó oyendo su llanto. Fue entonces cuando encerró a Danae y al niño en una arca de madera y los arrojó al mar, arca que pescó Dictis, un pescador de Sérifos donde se crio Perseo.
Pasó el tiempo y Perseo creció decidió viajar a Argos, el reino de su abuelo. Acriso, recordando la predicción del oráculo, temió que su final estaba cerca y huyó a Tesalea, aunque no pudo escapar a su destino. Perseo le siguió hasta allí y ambos se encontraron compitiendo en los juegos locales en honor al rey. Durante una de las pruebas, un disco lanzado por Perseo cayó sobre la cabeza de Acriso y lo mató.




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