jueves, 30 de marzo de 2017

MAÑANA DE TERTULIA: MARZO

Hoy jueves 30 de marzo hemos acudido a nuestra cita  con una semana de retraso, por motivos de agenda, a la inicialmente prevista. La temática propuesta, recordamos, era la orientación sexual de las personas. Tras visionar el corto se plantearon cuestiones como: ¿Os consideráis tolerantes con la orientación sexual de otras personas?¿Creéis que existe la discriminación por tener  gustos personales 'diferentes'?¿Pensáis que son discriminados por igual gays y lesbianas?
 Las reflexiones del alumnado siempre nos resultan interesantes y enriquecedoras.Pudimos comprobar cómo los chicos y chicas tienen temor a ser rechazados y se muestran inseguros a la hora de expresarse con libertad sobre alguna preferencia determinada, probablemente sea motivada por la etapa de la vida que les toca vivir,  Hemos observado que el público que asiste a la actividad es fiel y acude de manera continuada les gusta ser escuchados, y lo más importante de todo, no ser juzgados por lo que son o lo que opinan. Desde este espacio quiero agradecer al profesorado responsable de biblioteca su apoyo a esta actividad, mostrar también nuestra gratitud al alumnado por su interés y participación.







miércoles, 22 de marzo de 2017

UNA HERMOSA SUGERENCIA

A propuesta de una de nuestras lectoras habituales, comparto un hermoso poema de William Wordsworth magistralmente recitado por Noma Dumezweni. Aunque está recitado en lengua inglesa, la magia de la poesía es capaz de transmitir emociones haciendo de la lírica un idioma universal. Espero que al resto de los lectores y lectoras de este blog, como a mí,  os guste esta intervención. Gracias María José.





martes, 21 de marzo de 2017

DÍA INTERNACIONAL DE LA POESÍA

Hoy se celebra el día internacional de la poesía. La biblioteca escolar del IES El Picacho hace su particular contribución rindiendo un homenaje a uno de nuestros grandes poetas ,Miguel Hernández, perteneciente a la generación del 27.  Os dejo con uno de sus poemas más famosos  "Nanas de la cebolla" y "Azahar".




NANA DE LA CEBOLLA

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre;
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.

Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.

Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que el alma al oírte,
bata el espacio.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!


Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.

Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana.
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.





                                         AZAHAR






Frontera de lo puro, flor y fría.
Tu blancor de seis filos,
complemento,
en el principal mundo, de tu aliento,
en un mundo resume un mediodía.
Astrólogo el ramaje en demasía,
de verde resultó jamás exento.
Ártica flor al sur: es necesario
tu desliz al buen curso del canario.








viernes, 17 de marzo de 2017

TERTULIA DE RECREO: MARZO

Continuamos con las tertulias de recreo, esta vez, la temática que nos sirve de hilo conductor es la condición sexual que escogemos. Puede coincidir o no con la que, por naturaleza, nos viene dada. ¿Qué ocurre cuando una persona no se identifica con el cuerpo con el que ha nacido? ¿Qué obstáculos les pone la sociedad para desarrollarse plenamente como individuo? ¿Tenemos prejuicios sobre este tema?
Todas estas preguntas y, seguro, muchas más interesantes saldrán el próximo jueves 23 de marzo en horario habitual de recreo. Os esperamos siempre en la biblioteca escolar del IES El Picacho.








miércoles, 8 de marzo de 2017

8 DE MARZO

La lectura propuesta que traigo hoy es un fragmento perteneciente a la novela ¨Tomates verdes fritos" de Fannie Flagg. Desde este espacio de expresión de la biblioteca escolar del IES El Picacho, quiero daros una  visión crítica sobre algún que otro aspecto en la vida de las mujeres sobre los que, en más de una ocasión, nos hemos planteado: la discriminación de la sociedad sometiendo siempre a juicio cualquier decisión personal  que tomemos, el sentido peyorativo del uso de palabras del género femenino (cuando algo es aburrido o pesado se dice coloquialmente que es un ´coñazo´)
Una reflexión, a mi juicio, muy interesante. Como todo lo que comparto por aquí, espero que os guste, y os haga pensar.






                8 de agosto de 1986





Después de que el joven del supermercado la hubiese cubierto de insultos, Evelyn Couch se sintió igual que si la hubiesen violado; desgarrada por dentro por aquel deshonesto abuso verbal. Siempre había tratado de rehuir aquel tipo de incidentes, porque le aterraba que los hombres se le descarasen, y lo que fuesen capaces de decirle si les plantaba cara.
Durante toda su vida se había acercado a los hombres de puntillas, fijándose muy bien dónde ponía los pies, sabedora de que si, por cualquier circunstancia, les plantaba cara, ese léxico que con tanta facilidad afloraba de sus bocas le haría mucho daño.
Y al final le había tocado la china. Pero no iba a hundirse el mundo por eso. Es más: aquello la incitó a reflexionar. Fue como si la gamberrada de aquel joven la hubiese sacudido interiormente, obligándola a mirar en su interior y a hacerse preguntas que había eludido hasta entonces, por temor a las respuestas.
¿En qué  consistía, en realidad, lo que ella veía como una insidiosa amenaza; como un arma invisible que apuntaba directamente a su cabeza, condicionando su vida; aquel terror que sentía a que la insultasen?
De jovencita se había mantenido virgen para que no la llamasen putón; se había casado para que no la llamasen solterona; había fingido orgasmos para que no la llamasen frígida; había tenido hijos para que no la llamasen estéril; no se había hecho feminista para que no dijesen que odiaba a los hombres ni la llamasen tortillera; y nunca se había sulfurado ni levantado la voz para que no la llamasen arpía...
Y encima de que se había esforzado por comportarse así, un buen día se topa con un extraño y él la pone a caer de un burro y la cubre de insultos..., de esa soez retahíla de insultos que los hombres dedican a las mujeres cuando se cabrean.
¿Por qué siempre insultos con connotaciones sexuales?, se preguntaba Evelyn. ¿Y por qué cuando un hombre quería vejar a otro, lo afeminaba? Era como si, para ellos, ser mujer fuese lo más bajo. ¿Qué  hemos hecho nosotras?, se decía ella; ¿Qué hemos hecho para que se nos tenga  en este concepto? ¿Por qué habían elegido precisamente el coño para que sonase tan mal? La gente ya no insultaba a los negros; por lo menos, no en su cara. A los italianos ya no se les llamaba maricas, ni se hablaba de judiadas, ni se decía aquello de Spanish... mañana, tildándolos de vagos, ni se hacía burla de los amarillos, ni de los gabachos, ni de los cabezas cuadradas, ni de los hijos de la Gran Bretaña, en la conversación normal. Todos los grupos tenían quienes les defendían. Pero, a las mujeres, los hombres seguían insultándolas. ¿Por qué? ¿Dónde estaba su grupo? No era justo. Y cuanto más lo pensaba, más se sulfuraba. Ojalá Idgie hubiese estado a mi lado, pensaba Evelyn.





jueves, 2 de marzo de 2017

PARA PENSAR UN POCO...

Hoy os traigo una pequeña lectura, en realidad es una carta, que el polémico autor estadounidense, Charles Bukowski, escribió a mediados de la década de los ochenta en respuesta a una proposición que le hizo en 1969 el publicista de Black Sparrow Press, John Martin: le pagaría 100 dólares mensuales con tal de que Bukowski renunciara a su trabajo y se dedicara únicamente a escribir. Bukowski, que llevaba casi quince años trabajando como cartero para el servicio postal de Estados Unidos, aceptó enseguida y un par de años después entregó a Black Sparrow Press su primera novela: Post Office.

Con esta carta, Bukowski reflexiona abiertamente sobre el carácter alienante del trabajo, con motivo del golpe de suerte que tuvo al encontrarse con un mecenas de la publicidad que le pagaba por dedicarse a escribir.







                                                                                     12 de agosto de 1986


Hola, John:


Gracias por la carta. A veces no duele tanto recordar de dónde venimos. Y tú conoces los lugares de donde yo vengo. Incluso las personas que intentan escribir o hacer películas al respecto, no lo entienden bien. Lo llaman "De 9 a 5". Sólo que nunca es de 9 a 5. En esos lugares no hay hora de comida y, de hecho, si quieres conservar tu trabajo, no sales a comer. Y está el tiempo extra, pero el tiempo extra nunca se registra correctamente en los libros, y si te quejas de eso hay otro zoquete dispuesto a tomar tu lugar.
 Ya conoces mi viejo dicho: " La esclavitud nunca fue abolida, sólo se amplió para incluir todos los colores".
Lo que duele es la pérdida constante de humanidad en aquellos que pelean por mantener trabajos que no quieren pero temen una alternativa peor. Pasa, simplemente, que las personas se vacían. Son cuerpos con mentes temerosas y obedientes. El color abandona sus ojos. La voz se afea. Y el cuerpo. El cabello. Las uñas. Los zapatos. Todo.
Cuando era joven no podía creer que la gente diera su vida a cambio de esas condiciones. Ahora que soy viejo sigo sin creerlo. ¿Por qué lo hacen? ¿Por sexo? ¿Por una televisión? ¿Por un automóvil a pagos fijos? ¿Por los niños? ¿Niños que harán justo las mismas cosas?

Desde siempre, cuando era bastante joven e iba de trabajo en trabajo, era suficientemente ingenuo para a veces decirle a mis compañeros: "¡Eh! El jefe podría venir en cualquier momento y echarnos, así como así, ¿no se dan cuenta?".

Ellos lo único que hacían era mirarme. Les estaba ofreciendo algo que ellos no querían hacer entrar a su mente.

Ahora, en la industria, hay muchísimos despidos (acererías muertas, cambios técnicos y otras circunstancias en el lugar de trabajo). Los despidos son por cientos de miles y sus rostros son de sorpresa:
"Estuve aquí 35 años...".
"No es justo...".
"No sé qué hacer...".

A los esclavos nunca se les paga tanto como para que se liberen, sino apenas lo necesario para que sobrevivan y regresen a trabajar. Yo podía verlo. ¿Por qué ellos no? Me di cuenta de que la banca del parque era igual de buena, que ser cantinero era igual de bueno. ¿Por qué no estar primero aquí antes de que me pusiera allá? ¿Por qué esperar?

Escribir con asco en contra de todo ello. Fue un alivio sacar de mi sistema toda esa mierda. Y ahora estoy aquí: un "escritor profesional". Pasados los primeros 50 años, he descubierto que hay otros ascos más allá del sistema.

Recuerdo que una vez, trabajando como empacador en una compañía de artículos de iluminación, uno de mis compañeros dijo de pronto:
"¡Nunca seré libre!".

Uno de los jefes caminaba por ahí (su nombre era Morrie) y soltó una carcajada deliciosa, disfrutando el hecho de que ese sujeto estuviera atrapado de por vida.

Así que la suerte de, finalmente, haber salido de esos lugares, sin importar cuánto tiempo tomó, me ha dado una especie de felicidad, la felicidad alegre del milagro.
Escribo ahora con una mente vieja y con un cuerpo viejo, mucho tiempo después del que la mayoría creería en continuar con esto, pero dado que empecé tan tarde, me debo a mi mismo ser persistente, y  cuando las palabras comiencen a fallar y tenga que recibir ayuda para subir las escaleras y no pueda distinguir un azulejo de una grapa, todavía  sentiré que algo dentro de mí recordará (sin importar qué tan lejos me haya ido) cómo llegué en medio del asesinato y la confusión y la pena hacia, al menos, una muerte generosa.
No haber desperdiciado por completo la vida parece ser un logro, al menos para mí.


Tu muchacho,

Hank