jueves, 27 de octubre de 2016

HALLOWEEN


En nuestro instituto siempre celebramos Halloween por todo lo alto.  Los días previos  son de un intenso trabajo en el que participa toda la comunidad educativa, con la finalidad de hacer una puesta en escena donde el alumnado se lo pasa "de miedo" en el pasaje del terror. Esta vez, el departamento de lengua colabora con dos relatos terroríficos. Os dejo uno de ellos por aquí. Espero que os guste.





                                              AMIGAS HASTA LA MUERTE



Tenía una amiga por un chat de internet. Un día me dijo que ella era vidente y a mí nunca me ha parecido creíble nada de esto. Soy muy incrédula, aunque esta vez me planteaba su posible don. Hacía mucho tiempo que no hablábamos de esto hasta que un día volvió a sacar el mismo tema.

Ella: ¿Seguimos hablando de lo del otro día?
Yo: ¡Vale! Pero soy muy incrédula, no me vas a convencer.
Ella: Nací con ese don.
Yo: Eso debe ser guay.
Ella: Sí, está bien. Pero no siempre.

Se hizo el silencio en la conversación, ninguna de las dos sabíamos qué decir.

Ella: ¿Sigues ahí?
Yo: Sí,¿No puedes verlo?

Lo dije de broma, ya que si era vidente tendría que verlo y ella me dijo que sí podía verme.

Yo: ¿Sí? A ver, ¿con quién estoy?
Ella: Sola.
Quizás eso se lo conté antes...

Yo: Dime algo que veas en mi habitación.
Ella: El libro que tienes encima de la mesa, es El Túnel.

Miré hacia la mesa y allí tenía el libro ¿se lo dije antes? A lo mejor le conté que lo empezaría a leer y lo de la mesa ha sido casualidad.
Éramos súper amigas, coincidíamos en un montón de cosas, a las dos nos gustaba la ropa, solíamos oír los mismos grupos y además ella no tenía hermanos, el que tuvo murió, igual que el mío.
De repente ella dijo:

Ella: Van a llamar a la puerta.
Yo: Vale, te espero, no pasa nada.
Ella: No, si es en tu casa.
Yo: Sí, ya, ja ja ja.
Pensaba que estaba bromeando, pero de repente sonó el timbre. Me levanté a abrir, miré por los agujeritos y era un vendedor de aspiradoras. Le dije que no me interesaba y el chico se fue a otro piso.
Al volver al ordenador me quedé algo extrañada y le pregunté:

Yo: ¿Cómo lo sabías?
Ella: Te he dicho que soy vidente, puedo verte.

Empezaba a sentir miedo, ella vivía en Italia ¿cómo ha podido saber lo de la puerta? Esto ya no podía ser casualidad.

Ella: Oye, no te asustes, pero creo que tengo que seguir mirándote.
Yo: ¿Qué pasa?
Ella: A ver, veo tu habitación y noto algo raro.

Me estaba asustando de verdad, Con lo incrédula que soy, ella estaba haciendo que me lo creyera.

Yo: Deberíamos cambiar de tema.
Ella: No te asustes, pero no estás sola.
Yo: ¿Qué me estás contando? Me pones de los nervios.
Ella: No sé quien es, está detrás de ti. No se mueve, está estático.

Ahora estaba totalmente asustada. No me atrevía a girarme. Tenía un nudo en la garganta. Mi amiga me dijo:

Ella: ¿Notas frío?
Yo; No, hace mucho calor.
Ella: No sé si es bueno o no, ni siquiera se mueve.
Yo: Pues yo no veo a nadie y tengo muchísimo miedo.

De repente noté frío en mi hombro, era una sensación como si me pusieran una mano encima, se lo conté y me respondió:

Ella: El frío lo transmiten los muertos enfadados o violentos.
Yo: ¡Joder! Haz algo, ayúdame.
Ella: Tranquilízate.
Yo: ¿Qué? ¿Estás de guasa? ¡Tengo un muerto conmigo, joder!
Ella: Escúchame... ! No hay nadie. Era una broma, quería demostrarte que no eres tan incrédula como dices. Vi lo de la puerta, pero lo del muerto era mentira.
Yo: Pero yo siento algo aquí.
Ella: ¡Tranquilízate! Te llamo por teléfono ¿vale? Aunque si uso el teléfono me tengo que desconectar del ordenador. No puedo usar los dos a la vez.

De repente el teléfono sonó. No podía ser mi amiga porque aún estaba conectada. Descolgué y pregunté aterrorizada:

Yo:¿Diga?
Nº oculto: Tu amiga morirá mientras tú oyes esto.

Sentí un tremendo escalofrío, el cuarto me daba vueltas y no podía respirar. El teléfono empezó a comunicar. Volví al chat rápidamente, buscándola para avisarla de aquella extraña llamada y su contenido.

Yo: ¿Dónde estás?
¡Oye! ¡Responde! ¡Di algo!

No contestaba. Decidí llamarla a casa y no me lo cogía nadie. Muy enfadada tiré el teléfono y volví al chat. Ahora sí me contestó:

Ella: Ahora sí te veo. No te asustes. Sólo estaré un momento.


Después de ponerme eso desconectó sin despedirse. Yo no paraba de darle vueltas a sus últimas palabras. "Ahora si te veo. No te asustes. Sólo estaré un momento" y a las del teléfono "Tu amiga morirá mientras tu oyes esto"
Mi amiga había muerto y era yo la que había presentido eso. Ahora su alma estaba junto a mí. Sabía que ese momento sería el primero y el último en que estaría con ella, frente a frente y no por chat.
Con voz temblorosa me dirigí hacia ella:
-Te echaré de menos.
En ese momento se abrió un programa de ordenador y éste comenzó a escribir:
-Y YO A TI.




miércoles, 19 de octubre de 2016

TERTULIA DE RECREO

Retomamos las tertulias de recreo, esta vez como hilo conductor, con un corto titulado "El vendedor de humo". Esta historia nos sirve para debatir con el alumnado de nuestro instituto sobre la importancia de la comunicación. ¿Qué ocurre cuando lo que decimos no va en consonancia con lo que hacemos? ¿cuántas maneras de comunicarnos conocemos o distinguimos? ¿cuándo somos auténticos transmitiendo un mensaje? Todas estas cuestiones y, seguro, muchas más saldrán con el visionado de esta película. Os esperamos el miércoles 9 de noviembre en el horario habitual de recreo en la biblioteca escolar del IES El Picacho.




jueves, 13 de octubre de 2016

EL TESORO ESCONDIDO

La lectura que os ofrezco en esta ocasión muestra de manera muy eficaz dónde reside el potencial de cada persona. Ese tesoro escondido que tanto nos cuesta encontrar, porque no nos atrevemos a mirar en el lugar correcto.



                                EL TESORO ESCONDIDO


Había una vez, en la ciudad de Cracovia, un anciano piadoso y solidario que se llamaba Izy. Durante varias noches, Izy soñó que viajaba a Praga y llegaba hasta un puente sobre un río. Soñó que a un lado del río, y debajo del puente, se hallaba un frondoso árbol. Soñó que él mismo cavaba un pozo al lado del árbol y que de ese pozo sacaba un tesoro que le traía bienestar y tranquilidad para toda la vida.
Al principio, Izy no le dio importancia. Pero cuando el sueño se repitió durante varias semanas, interpretó que era un mensaje y decidió que no podía ignorar esa información que le llegaba de Dios,
o de no sabía dónde, mientras dormía.
Así que, fiel a su intuición, cargó su mula para un largo viaje y partió hacia Praga.
Después de seis días de marcha, el anciano llegó a Praga y se dedicó a buscar el puente sobre ei río en las afueras de la ciudad. No había ni muchos ríos ni muchos puentes, así que rápidamente encontró el lugar que buscaba. Todo era igual que en su sueño: el río, el puente y, a un lado del río, el árbol del que debía cavar.
Solamente  había un detalle que no había aparecido en su sueño: el puente era custodiado día y noche por un soldado de la guardia imperial.
Izy no se atrevía a cavar mientras el soldado estuviera allí, así que acampó cerca del puente y esperó. La segunda noche, el soldado empezó a sospechar de aquel hombre que acampaba cerca de su puente, así que se aproximó para interrogarle.
El viejo no encontró ninguna razón para mentirle. Por eso le contó que había llegado desde una ciudad muy lejana porque había soñado que en Praga, bajo un puente como aquél, había un tesoro enterrado.

El guardia empezó a reírse a carcajadas.
-Has viajado mucho por una estupidez-le dijo-. Desde hace tres años, yo sueño todas las noches que en la ciudad de Cracovia, debajo de la cocina de un viejo loco llamado Izy, hay un tesoro enterrado. ¡Ja, ja, ja ! ¿Crees que yo debería ir a Cracovia a buscar a ese Izy y cavar bajo su cocina ? ¡Ja, ja, ja!
Izy dio amablemente las gracias al guardia y regresó a su casa.
Al llegar, cavó un pozo bajo su cocina y encontró el tesoro que siempre había estado allí enterrado.

(Extraído del libro "Déjame que te cuente", Jorge Bucay)





jueves, 6 de octubre de 2016

EL CABALLERO DE LA ARMADURA OXIDADA

Hoy os quiero mostrar una hermosa lectura para reflexionar. Es un libro que trata sobre los miedos y las distintas formas de defenderse que utilizamos para no sufrir. Nos cubrimos con una coraza, a modo de armadura, que nos proteja. Pero... nuestra protección, a veces, puede convertirse en una trampa que nos impide sentir emociones tan gratas como el amor, la alegría, la felicidad... ¿Compensa realmente la encapsularse en una burbuja ficticia? ¿Qué nos estamos perdiendo cuando no queremos manifestar nuestras verdaderas emociones? Todas estas respuestas y muchas más con este fantástico libro. Espero que lo disfrutéis.