jueves, 11 de agosto de 2016

LECTURA PARA REFLEXIONAR


Hoy os quiero dejar un cuento que tenía guardado en mi memoria. Lo conocí hace bastante tiempo y me gustó mucho porque, en realidad, es una metáfora de lo que representan las distintas parcelas en la vida de una persona. Este breve relato nos advierte sobre cómo debemos cuidar cada uno de los aspectos personales y prestarles a cada uno su debida atención. Espero que os guste y os invite a reflexionar.



                                        LAS CUATRO ESPOSAS


Había una vez un rey que tenía cuatro esposas. Él amaba a su cuarta esposa más que a las demás. La vestía con las mejores y más elegantes vestimentas, la alimentaba con los más exquisitos manjares y la cuidaba con esmero. Sólo le daba lo mejor.
También amaba mucho a su tercera esposa; era tan encantadora y agradable...
Sin embargo, tenía miedo de que ella algún día se fuera con otro.
Así mismo quería muchísimo a su segunda esposa.
Cada vez que el rey tenía un problema, duda o necesitaba algún consejo, acudía y confiaba en ella.
La primera esposa era una compañera muy leal.
Pero el monarca no la amaba; sentía cariño por ella y, a pesar de que ella le daba todo su amor, él apenas le prestaba atención.
Un día, el rey enfermó y al comprender que le quedaba poco tiempo se dijo:
"Ahora tengo cuatro esposas conmigo, pero cuando muera, estaré solo".
Entonces llamó a la cuarta esposa y le preguntó:
"A ti te he amado más que a ninguna. ¿estarías dispuesta a seguirme y a ser mi compañía?."
¡Ni pensarlo! -contestó  y se fue sin decir más palabras.
El rey se entristeció mucho, pero en un nuevo intento, llamó a la tercera y le preguntó:
"Te he amado toda mi vida. ¿estarías dispuesta a seguirme y a ser mi compañera?"
¡No! -contestó la tercera esposa- ¡La vida es demasiado buena y no renunciaré a ella por ti!
El rey se sintió muy desamparado, pero sin perder la esperanza, llamó a la segunda y volvió a preguntar:
"Te he querido mucho y siempre que he necesitado tu ayuda has estado ahí para mí. ¿estarías dispuesta a seguirme y a ser mi compañía?".
¡ Lo siento, pero no puedo ayudarte esta vez!- contestó la segunda esposa- ¡Lo único que puedo hacer por ti es enterrarte!

El rey se sintió muy débil e indefenso, pero de pronto escuchó una suave voz que decía:
"¡Te seguiré donde tú vayas y nunca te dejaré!"
El rey miró a un rincón y allí estaba su primera esposa. Era tan pequeña... casi insignificante.
Muy afectado, el monarca exclamó:
"Debí haberte cuidado mejor cuando tuve la oportunidad. Perdóname!"



En realidad todos tenemos cuatro esposas en nuestra vida:

Nuestra cuarta esposa es nuestro cuerpo. No importa cuánto tiempo y esfuerzo invirtamos en hacerlo lucir. Nos dejará cuando muramos.
Nuestra tercera esposa son nuestras posesiones, condición social y riqueza. Cuando dejemos este mundo, irán a parar a otras manos.
Nuestra segunda esposa representa a la familia y los amigos.
No importa el gran apoyo y amistad que nos brindaron. Al morir sólo podrán acompañarnos hasta el sepulcro.
Y la primera esposa es nuestra alma. Ella sí que nos acompañará hasta el final.
Por eso, cuídala, dale fortaleza y atención ahora.

¡HAZLA BRILLAR!





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